
¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
La respuesta a esta pregunta es NO. No podemos concebir el proceso de aprendizaje como algo trivial; puesto que de la calidad de la educación en una sociedad dependen su desarrollo y por qué no la supervivencia de los individuos que la componen.
La educación ha cambiado, los paradigmas se han modificado de tal forma que hoy el alumno es un sujeto activo ante su proceso de aprendizaje. Los protagonistas ya no somos los maestros como lo planteaba la escuela tradicional; sino que nuestro rol ha evolucionado al de ser orientadores del proceso.
Capacitar en competencias, significa que la forma en cómo enseñamos y cómo evaluamos este conocimiento en nuestros estudiantes pasa a ser muy diferente. Debemos formar alumnos integrales, que no solo sepan el cómo hacer las cosas, sino que también tengan valores éticos y morales que les permitan adaptarse y responder a las demandas de su medio; y ser productivos para la sociedad en la que viven.
No pretendemos formar robots, sino seres humanos al servicio de la sociedad en la que se encuentran, y para esto, nosotros como docentes también debemos desarrollar competencias que nos permitan orientar de manera efectiva a nuestros estudiantes.
El modelo constructivista nos plantea el aprendizaje no como la memorización o definición de contenidos; sino como un proceso que es significativo para el estudiante, que parte de sus intereses y que puede ser aplicado en la vida real. Un proceso en que el estudiante se apropie de lo que está aprendiendo, que pueda acomodarlo a los esquemas cognitivos que ya posee y transforme dándole un sentido único.
En este proceso tanto maestro como estudiante deben asumir la responsabilidad que su rol les obliga; y de esta forma el proceso podrá darse de manera efectiva y eficaz.
La respuesta a esta pregunta es NO. No podemos concebir el proceso de aprendizaje como algo trivial; puesto que de la calidad de la educación en una sociedad dependen su desarrollo y por qué no la supervivencia de los individuos que la componen.
La educación ha cambiado, los paradigmas se han modificado de tal forma que hoy el alumno es un sujeto activo ante su proceso de aprendizaje. Los protagonistas ya no somos los maestros como lo planteaba la escuela tradicional; sino que nuestro rol ha evolucionado al de ser orientadores del proceso.
Capacitar en competencias, significa que la forma en cómo enseñamos y cómo evaluamos este conocimiento en nuestros estudiantes pasa a ser muy diferente. Debemos formar alumnos integrales, que no solo sepan el cómo hacer las cosas, sino que también tengan valores éticos y morales que les permitan adaptarse y responder a las demandas de su medio; y ser productivos para la sociedad en la que viven.
No pretendemos formar robots, sino seres humanos al servicio de la sociedad en la que se encuentran, y para esto, nosotros como docentes también debemos desarrollar competencias que nos permitan orientar de manera efectiva a nuestros estudiantes.
El modelo constructivista nos plantea el aprendizaje no como la memorización o definición de contenidos; sino como un proceso que es significativo para el estudiante, que parte de sus intereses y que puede ser aplicado en la vida real. Un proceso en que el estudiante se apropie de lo que está aprendiendo, que pueda acomodarlo a los esquemas cognitivos que ya posee y transforme dándole un sentido único.
En este proceso tanto maestro como estudiante deben asumir la responsabilidad que su rol les obliga; y de esta forma el proceso podrá darse de manera efectiva y eficaz.